Como
vimos anteriormente con don Jerónimo del Hoyo, una de las fuentes de
información más importante con la que contamos son las visitas que
frecuentemente realizaban a los lugares de su jurisdicción los visitadores de
las diócesis, encargados de supervisar la labor pastoral y velar por el
cumplimiento de las obligaciones espirituales y devotas de eclesiásticos y
vecinos. La importancia de esta información viene dada por su cercanía a
determinados comportamientos sociales de la época. Las visitas se realizaban
periódicamente, quedando recogida su información en los respectivos libros de
fábrica y visitas de cada parroquia. Aquí el visitador reflejaba su testimonio,
anotando las circunstancias observadas y estableciendo además los mandatos,
advertencias o simples sugerencias que cada parroquia debía asumir. En el caso
de Ufones sabemos de la existencia de dos libros de fábrica en la parroquia de
Santa Eulalia. El primero de ellos corresponde al período de tiempo en el que
Ufones dependió de la iglesia de Alcañices y su datación cronológica se sitúa
entre los años 1581 y 1825. Lamentablemente este libro, pese a aparecer en la Guía-inventario de los archivos de Zamora y
su provincia[1],
en la actualidad está desaparecido, por lo que no podemos disponer de una relevante
cantidad de información difícil de obtener por otros medios. El segundo de los
libros de fábrica de la parroquia corresponde al tiempo de adscripción al
curato de Rabanales, iniciado en el año 1825. A pesar de la desaparición del
primero de estos libros, en el que sin duda quedarían reflejadas las visitas
más antiguas, contamos con un documento que viene a llenar, aunque en mínima
proporción, las lagunas informativas heredadas. Se trata de la visita que don
Manuel Cid Monroy, como Vicario General, llevó a cabo en las vicarías de Alba y
Aliste en el año 1791. Ésta quedó plasmada en un documento que don Manuel
enviaría al arzobispado de Santiago, anotando una por una la relación de cada
parroquia con información sobre el estado de las iglesias, capellanías
existentes, ermitas, rentas de los curatos, etc.[2]
Sobre
el lugar de Ufones deja anotado en el folio 62 lo siguiente:
Lugar de Ufones: La yglesia parrochial
dedicada a santa Eulalia de Mérida, día 10 de Diciembre; tiene onze vezinos y
36 personas de comunión.
Párroco: El mismo que de Alcañizes.Serbicio de esta yglesia: Sirbe en ella, en calidad de theniente, con licencias de confesar y celebrar, el mismo don Francisco Fernández, natural y residente en Matellanes, quien asiste en este lugar a quanto se ofrece diciendo dos misas los días de preceptto, una en cada pueblo.
Repartimiento de diezmos: Se hace lo mismo que en Alcañizes.
Rentta del curato: Ésta queda declarada allí.
Yd. de la fábrica: La pertenecen todas las primicias que causan los vecinos, los rompimientos de sepulturas y 70 rs. de luminaria que paga este estado.
Patronato y presentación del beneficio curado: Se haze relación de estos derechos en la villa de Alcañizes.
Esttado actual de la yglesia: Está, en lo posible, bastante decentte; queda prebenido el párroco de que continúe en el aseo y limpieza de ella.
Anibersarios y testamentos: Están cumplidos, a excepción de algún otro anibersario.
Caudal existentte: Por las cuentas de la fábrica resulta tener ésta en alcanzes a su fabor 324 rs.
El
primer aspecto destacado de estos datos es el de la población. Don Manuel
señala un total de once vecinos y treinta y seis personas de comunión. Si
aplicamos el coeficiente que establecimos para Ufones en el Catastro de
Ensenada (4,57 hab/hogar) la población resultante para el pueblo sería de 50
habitantes. Si consideramos que la comunión sólo la recibían los mayores de
doce años, habría que colegir la presencia de catorce personas en edad
infantil. A tenor de los registros de bautizados en la parroquia durante los
doce años inmediatamente anteriores a la fecha de la Relación, que ofrecen un
total de quince, los datos de población registrados por don Manuel parecen
bastante próximos a la realidad. Comparando la cifra de población estimada para
este año de 1791 con la obtenida en el Catastro de 1751, el pueblo de Ufones
habría perdido catorce habitantes, lo que representa en porcentaje un 22%,
cifra bastante considerable para un lugar tan pequeño. Este posible retroceso
demográfico no parece ser extensible al resto de lugares de Aliste, por lo que
habría que buscar motivos intrínsecos de carácter puramente local para explicar
las variaciones registradas.
El
párroco del pueblo en este momento es el mismo que el de Alcañices, llamado don
Pedro Nolasco, aunque en la práctica éste se sirve de un teniente, don
Francisco Fernández, natural del Matellanes y que ejerció su cargo en el pueblo
durante treinta años, entre 1775 y 1805.
En
cuanto a la rentas de la parroquia, don Manuel nos remite a la información del
lugar de Alcañices. Los diezmos, como sucede en la mayoría de los pueblos de
Aliste, se reparten al cincuenta por ciento entre el Marqués de Alcañices y el
párroco. Sin embargo, las primicias (prestación a mayores del diezmo) iban
íntegramente para la fábrica de la iglesia, administradas por un mayordomo,
vecino del pueblo. La renta del curato la establece en 8.074 reales, aunque el
visitador estima que podrían alcanzar los 10.500 reales. No se hace distinción
entre las parroquias por separado sino del todo el curato en conjunto, por lo
que no podemos conocer el dato desglosado en Ufones. Por último la iglesia
recibe además los 70 reales con los que contribuye el Marqués por la cera
utilizada en la iluminación del Santísimo y los ingresos obtenidos por el
rompimiento de sepulturas, es decir, por los enterramientos en el interior de la
iglesia.
Del
resto de información destaca el balance de ingresos y gastos de la fábrica de
la iglesia, que a fecha de la Relación obtiene un saldo positivo de 324 reales.
El estado de la iglesia don Manuel lo califica como decente, sin ir más allá. No
se señala en el pueblo la existencia de capellanías, obras pías ni cofradías. La
ausencia de cofradías es bastante llamativa para una sociedad arcaica y tan
aferrada a las tradiciones y costumbres religiosas como era la alistana. De
hecho en el informe remitido por el vizconde de Valoria, intendente en Zamora,
en el año 1770 sobre el estado de las cofradías y congregaciones religiosas ordenado
por el Conde de Aranda, no se informa de ninguna de ellas en el lugar de
Ufones, siendo la excepción en toda la comarca. El Catastro de Ensenada también
confirma esta realidad. De todas formas esto sólo nos lleva a pensar en una
falta de iniciativa y formación asociacionista de tipo religioso en el pueblo,
pudiendo los vecinos formar parte de cofradías pertenecientes a lugares
cercanos (quizá una posible explicación se encuentre en la dependencia a
Matellanes y Rabanales).
Por
último, don Manuel tampoco dejó constancia de ninguna ermita en Ufones, por lo
que debemos pensar que en esta época la ermita de Santa Lucaya, de la que nos
hablaba don Jerónimo del Hoyo a principios del siglo XVII, habría desparecido.
[1]
Matilla Tascón, A., Guía-inventario de
los archivos de Zamora y su provincia, p. 391, Madrid, 1964.
[2]
El manuscrito se conserva en el Archivo
Histórico Diocesano de Zamora, sección García Diego, leg. 161, aunque aquí
la información está tomada de: Gómez Ríos, M., Alba y Aliste en la visita de don Manuel Cid y Monroy (1791),
Salamanca, 2001.
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