martes, 6 de agosto de 2013

Ufones a finales del siglo XVIII: la visita de don Manuel Cid y Monroy


Como vimos anteriormente con don Jerónimo del Hoyo, una de las fuentes de información más importante con la que contamos son las visitas que frecuentemente realizaban a los lugares de su jurisdicción los visitadores de las diócesis, encargados de supervisar la labor pastoral y velar por el cumplimiento de las obligaciones espirituales y devotas de eclesiásticos y vecinos. La importancia de esta información viene dada por su cercanía a determinados comportamientos sociales de la época. Las visitas se realizaban periódicamente, quedando recogida su información en los respectivos libros de fábrica y visitas de cada parroquia. Aquí el visitador reflejaba su testimonio, anotando las circunstancias observadas y estableciendo además los mandatos, advertencias o simples sugerencias que cada parroquia debía asumir. En el caso de Ufones sabemos de la existencia de dos libros de fábrica en la parroquia de Santa Eulalia. El primero de ellos corresponde al período de tiempo en el que Ufones dependió de la iglesia de Alcañices y su datación cronológica se sitúa entre los años 1581 y 1825. Lamentablemente este libro, pese a aparecer en la Guía-inventario de los archivos de Zamora y su provincia[1], en la actualidad está desaparecido, por lo que no podemos disponer de una relevante cantidad de información difícil de obtener por otros medios. El segundo de los libros de fábrica de la parroquia corresponde al tiempo de adscripción al curato de Rabanales, iniciado en el año 1825. A pesar de la desaparición del primero de estos libros, en el que sin duda quedarían reflejadas las visitas más antiguas, contamos con un documento que viene a llenar, aunque en mínima proporción, las lagunas informativas heredadas. Se trata de la visita que don Manuel Cid Monroy, como Vicario General, llevó a cabo en las vicarías de Alba y Aliste en el año 1791. Ésta quedó plasmada en un documento que don Manuel enviaría al arzobispado de Santiago, anotando una por una la relación de cada parroquia con información sobre el estado de las iglesias, capellanías existentes, ermitas, rentas de los curatos, etc.[2]

Sobre el lugar de Ufones deja anotado en el folio 62 lo siguiente:

Lugar de Ufones: La yglesia parrochial dedicada a santa Eulalia de Mérida, día 10 de Diciembre; tiene onze vezinos y 36 personas de comunión.
Párroco: El mismo que de Alcañizes.
Serbicio de esta yglesia: Sirbe en ella, en calidad de theniente, con licencias de confesar y celebrar, el mismo don Francisco Fernández, natural y residente en Matellanes, quien asiste en este lugar a quanto se ofrece diciendo dos misas los días de preceptto, una en cada pueblo.
Repartimiento de diezmos: Se hace lo mismo que en Alcañizes.
Rentta del curato: Ésta queda declarada allí.
Yd. de la fábrica: La pertenecen todas las primicias que causan los vecinos, los rompimientos de sepulturas y 70 rs. de luminaria que paga este estado.
Patronato y presentación del beneficio curado: Se haze relación de estos derechos en la villa de Alcañizes.
Esttado actual de la yglesia: Está, en lo posible, bastante decentte; queda prebenido el párroco de que continúe en el aseo y limpieza de ella.
Anibersarios y testamentos: Están cumplidos, a excepción de algún otro anibersario.
Caudal existentte: Por las cuentas de la fábrica resulta tener ésta en alcanzes a su fabor 324 rs.

El primer aspecto destacado de estos datos es el de la población. Don Manuel señala un total de once vecinos y treinta y seis personas de comunión. Si aplicamos el coeficiente que establecimos para Ufones en el Catastro de Ensenada (4,57 hab/hogar) la población resultante para el pueblo sería de 50 habitantes. Si consideramos que la comunión sólo la recibían los mayores de doce años, habría que colegir la presencia de catorce personas en edad infantil. A tenor de los registros de bautizados en la parroquia durante los doce años inmediatamente anteriores a la fecha de la Relación, que ofrecen un total de quince, los datos de población registrados por don Manuel parecen bastante próximos a la realidad. Comparando la cifra de población estimada para este año de 1791 con la obtenida en el Catastro de 1751, el pueblo de Ufones habría perdido catorce habitantes, lo que representa en porcentaje un 22%, cifra bastante considerable para un lugar tan pequeño. Este posible retroceso demográfico no parece ser extensible al resto de lugares de Aliste, por lo que habría que buscar motivos intrínsecos de carácter puramente local para explicar las variaciones registradas.

El párroco del pueblo en este momento es el mismo que el de Alcañices, llamado don Pedro Nolasco, aunque en la práctica éste se sirve de un teniente, don Francisco Fernández, natural del Matellanes y que ejerció su cargo en el pueblo durante treinta años, entre 1775 y 1805.

En cuanto a la rentas de la parroquia, don Manuel nos remite a la información del lugar de Alcañices. Los diezmos, como sucede en la mayoría de los pueblos de Aliste, se reparten al cincuenta por ciento entre el Marqués de Alcañices y el párroco. Sin embargo, las primicias (prestación a mayores del diezmo) iban íntegramente para la fábrica de la iglesia, administradas por un mayordomo, vecino del pueblo. La renta del curato la establece en 8.074 reales, aunque el visitador estima que podrían alcanzar los 10.500 reales. No se hace distinción entre las parroquias por separado sino del todo el curato en conjunto, por lo que no podemos conocer el dato desglosado en Ufones. Por último la iglesia recibe además los 70 reales con los que contribuye el Marqués por la cera utilizada en la iluminación del Santísimo y los ingresos obtenidos por el rompimiento de sepulturas, es decir, por los enterramientos en el interior de la iglesia.

Del resto de información destaca el balance de ingresos y gastos de la fábrica de la iglesia, que a fecha de la Relación obtiene un saldo positivo de 324 reales. El estado de la iglesia don Manuel lo califica como decente, sin ir más allá. No se señala en el pueblo la existencia de capellanías, obras pías ni cofradías. La ausencia de cofradías es bastante llamativa para una sociedad arcaica y tan aferrada a las tradiciones y costumbres religiosas como era la alistana. De hecho en el informe remitido por el vizconde de Valoria, intendente en Zamora, en el año 1770 sobre el estado de las cofradías y congregaciones religiosas ordenado por el Conde de Aranda, no se informa de ninguna de ellas en el lugar de Ufones, siendo la excepción en toda la comarca. El Catastro de Ensenada también confirma esta realidad. De todas formas esto sólo nos lleva a pensar en una falta de iniciativa y formación asociacionista de tipo religioso en el pueblo, pudiendo los vecinos formar parte de cofradías pertenecientes a lugares cercanos (quizá una posible explicación se encuentre en la dependencia a Matellanes y Rabanales).

Por último, don Manuel tampoco dejó constancia de ninguna ermita en Ufones, por lo que debemos pensar que en esta época la ermita de Santa Lucaya, de la que nos hablaba don Jerónimo del Hoyo a principios del siglo XVII, habría desparecido.





[1] Matilla Tascón, A., Guía-inventario de los archivos de Zamora y su provincia, p. 391, Madrid, 1964.


[2] El manuscrito se conserva en el Archivo Histórico Diocesano de Zamora, sección García Diego, leg. 161, aunque aquí la información está tomada de: Gómez Ríos, M., Alba y Aliste en la visita de don Manuel Cid y Monroy (1791), Salamanca, 2001.