En los post
anteriores sobre el Catastro de Ensenada habíamos analizado por una parte la
formación y desarrollo de las averiguaciones y por otra el estudio de la
población y el espacio geográfico del pueblo. Vamos ahora a desarrollar brevemente
otros aspectos no menos relevantes, como pueda ser la economía de Ufones a
mediados del XVIII.
ECONOMÍA
Sector primario
De los datos que nos ofrece el Catastro
se desprende una primera constatación: la economía del pueblo está basada casi
en su totalidad en el sector agrario. Esto es la tónica dominante en la
Castilla del Antiguo Régimen, y el caso de Ufones, hasta la actualidad. A pesar
de su pequeño tamaño (pequeño incluso en comparación con el tamaño medio de las
poblaciones alistanas) Ufones reproduce a escala el modelo socio-económico
zamorano preindustrial: poblaciones con un nulo bagaje urbano, con una economía
pobre y basada en un régimen agrario de autoconsumo y una sociedad poco
desarrollada.
Los datos son elocuentes. En Ufones el 92
% de los vecinos (entendidos estos no como habitantes sino como núcleos o
unidades familiares) viven, o mejor dicho, sobreviven del sector primario,
aunque hay que señalar que un tercio de ellos lo compagina con otras
actividades del sector secundario[1],
dato que refleja la permeabilidad de la época.
El aspecto sobre el que más incide el
Catastro es sobre la producción agrícola. Es lógico puesto que el sistema
fiscal estaba supeditado en su mayoría a los rendimientos que se obtenían de la
tierra. En el Catastro de Ufones se declaran un total de 756 piezas de tierra,
que en superficie suman en conjunto 1.204.645 m2. Teniendo en cuenta esta
escasa superficie del término se deduce una excesiva parcelación, más aún si
tenemos presente la más que posible ocultación de datos por parte de los
vecinos.
La mayor parte del terrazgo lo
constituían tierras de secano, debido sin duda a la importante producción
cerealista. En cambio, las tierras de regadío estaban destinadas casi exclusivamente
a la plantación de lino y berza.
Parcelación de tierras en el término de Ufones a través de las denominadas cortinas
Parcelación de tierras en el término de Ufones a través de las denominadas cortinas
En cuanto a los cultivos, los más
extendidos en Ufones a mediados del siglo XVIII son, por este orden, el
centeno, el lino y el trigo, con una producción conjunta estimada en 1442
reales al año. El centeno también es el cultivo dominante en Aliste ya desde
principios de la Edad Moderna, al contrario de lo que sucede en otras zonas de
Zamora en las que predominaba el cultivo del trigo[2].
Por otra parte el lino también tiene un peso específico en Ufones y el resto de
pueblos del entorno, debido a sus bajos costes de producción y a las buenas
condiciones físicas y climáticas de la zona, que favorecerían su cultivo. La
propia toponimia constata lo extendido del mismo, ya que aún hoy persisten en
los pueblos de Aliste multitud de tierras que reciben el nombre de linares. Es el caso de Ufones.
La producción hortícola se reduce aquí al
cultivo de la berza, tanto en huertas de particulares como en una huerta
concejil de la que disfrutan todos los vecinos del pueblo y que se valora en
250 reales anualmente, una muestra más de las estructuras comunales que
tradicionalmente existieron en Aliste.
En cuanto a la ganadería, también su peso
es notable. Se contabilizan en el pueblo hasta 720 cabezas de ganado, con una
preeminencia del lanar, que supone el 82,2 % del total. Junto al lino la producción
de lana estaría destinada principalmente al autoconsumo familiar. Es de señalar
en la comarca la importante industria textil lanar focalizada en Alcañices, que
en 1752 contaría con hasta 22 esquilmos en funcionamiento[3].
Esta industria habría tenido su edad de oro en el siglo XVI, pasando por
momentos de crisis en la centuria siguiente, con la destrucción de sus telares
en 1711. A mediados del XVIII se habría producido una ligera recuperación[4].
El resto de ganado se divide
porcentualmente entre el vacuno, que representa el 8,6 %, el equino el 2,4 % y
el porcino, que con un número de 49 cabezas supone el 6,8 % del total. Un
inciso respecto de la cría de cerdos. Señala el Catastro que de los 49 cerdos
existentes, 24 lo eran de ceba y 25 camperos, es decir, la mitad de ellos se
criaban de forma estabulada pero la otra mitad era criada en régimen de
semilibertad. Aunque en la actualidad esto parezca raro no mucho tiempo atrás
debía ser algo habitual y todavía hoy los mayores del lugar recuerdan la cría
libre de cerdos en el pueblo.
Dentro del sector primario también se
incluye la producción harinera, con un valor importante en Ufones. Si tenemos
en cuenta la poca extensión del término hay que destacar su considerable número
de molinos. El Catastro señala hasta seis funcionando en esta época, todos
ellos de agua y con una molienda de ocho meses al año. En la mayoría de los
casos la propiedad de los molinos no era individual sino que pertenecía a
diferentes vecinos, muchos de ellos venidos de pueblos cercanos como Matellanes
o Grisuela, que por su situación geográfica contaban con pocos molinos (por
ejemplo Matellanes tan sólo contaba con uno o Grisuela con dos).
El siguiente cuadro revela la propiedad
de estos molinos y su valor en arrendamiento:
NOMBRE
|
PROPIETARIO
/ OS
|
VALOR
EN ARRENDAMIENTO
|
El Retorno
|
Andrés Prieto
|
60 reales de vellón
|
Molino de Concejo
|
Lucas Martín y vecinos de Grisuela
|
100 reales de vellón
|
Mata Ranas
|
Alonso Ramajo y vecinos de Grisuela
|
50 reales de vellón
|
La Llamerona
|
Domingo Gonzalo y vecinos de Matellanes, San Vitero y Tola
|
100 reales de vellón
|
Ribera de Abajo
|
Diego de la Moral y vecinos de Matellanes y Ufones
|
50 reales de vellón
|
La Puente
|
Bartolomé Gago y vecinos de Ufones y Rabanales
|
50 reales de vellón
|
Como señalamos anteriormente destaca en
este cuadro que tan sólo en el molino de El Retorno aparece como único
propietario Andrés Prieto mientras que en el resto se deduce un régimen comunal
de uso compartido (es significativo el nombre del molino de Concejo).
Todos estos molinos y alguno más perduraron en el tiempo hasta el último cuarto
del siglo XX.
Siguiendo con el análisis económico y
para finalizar con el sector primario queda por señalar otro dato que nos
ofrece el Catastro, y es el de la producción de miel. En el pueblo se contabilizan
en total nueve colmenas en propiedad de dos vecinos del pueblo (seis
pertenecientes a Bonifacio Debesa y tres a Francisco Teso) y por las que
ingresan los dos 36 reales cada año. La producción de miel estaría destinada
más al autoconsumo familiar que a su posible venta.
Sector secundario y terciario
Por lo que se refiere al sector
secundario se detallan algunas actividades artesanales pero que como hemos
visto sirven de complemento a las actividades agrarias. En la pregunta 32 del
interrogatorio se da a conocer la existencia en el pueblo de dos tejedores (uno
de paños pardos y otro de costales), un sastre y un carretero, aunque en la
respuesta siguiente se deja claro que todos ellos combinan estas actividades
con las de labradores, regulándose por ello el jornal diario. Esto es algo
habitual en la época a juzgar por los datos del Catastro[5].
En cuanto a los salarios, éstos
pueden variar en relación al número de jornales que efectuaran al año,
limitados por el número de festivos que imponían las obligaciones religiosas.
Pese a ello sabemos por las declaraciones individuales que los mayores ingresos
los obtenía el sastre con 300 reales al año mientras que el carretero apenas
llegaba a los 100 reales anuales. A todos estos artesanos habría que sumar la presencia
en el pueblo de un herrero,
de nombre Bentura Mezquita, residente en el vecino Matellanes pero que poseía
una fragua en Ufones, donde trabajaba. En su memorial Bentura declara unos
ingresos anuales estimados de 500 reales de vellón, bastante altos para la
época.
Sector terciario
Para finalizar hay que señalar la
inexistencia de trabajadores del sector terciario. Debemos tener en cuenta la
focalización de este tipo de profesionales en la villa de Alcañices, centro
administrativo de referencia en la comarca.
[1]
Los datos recogidos para el conjunto de la provincia por Martín Caberos, P.
y Sanchiz Ruiz, F. en “Aproximación a la
estructura socio-profesional de la provincia de Zamora en el siglo XVIII a
través de las Respuestas Generales del Catastro del Marqués de la Ensenada”, AIEZ Florián de Ocampo, 1985, p. 453,
ofrecen una tasa de actividad del 82,9 % para el sector primario, 9,9 % el
secundario y 7,1 % para el terciario.
[2]
Vid. Álvarez Vázquez, J. A., “La agricultura de Zamora en la época Moderna”, en
Historia de Zamora, tomo II, p. 122 y
“Evolución de la agricultura zamorana en la época Moderna: indicadores
económicos”, en Actas del Primer Congreso
de Historia de Zamora, tomo III, p. 461.
[3]
Romero Abao, A., “La villa de Alcañices en la Respuesta General del Catastro
del Marqués de la Ensenada” en Sánchez Herrero, J., El Tratado de Alcañices. Ponencias y comunicaciones de las Jornadas
conmemorativas del VII Centenario del Tratado de Alcañices (1297-1997), p.
119.
[4]
Alba López, J. C y Rueda, J. C., “La industria y el comercio en la Edad
Moderna”, en Historia de Zamora, tomo
II, p.179.
[5] Ib., pp. 164 y ss.