lunes, 5 de mayo de 2014

LA FORMACIÓN DEL SEÑORÍO DE ALCAÑICES. SIGLO XIV

Contexto histórico
Sin duda el hito histórico que sirve de pórtico a este periodo en Aliste va a ser la firma del famoso Tratado de Alcañices (1297). No es mi intención analizar el tratado y las posibles consecuencias que el mismo pudiera tener para los territorios ibéricos, para ello me remito a los diversos estudios que se han publicado hasta el momento[1]. Pero sí me gustaría destacar un hecho al respecto: la elección de la villa de Alcañices para el encuentro hispano-luso. Dicha elección no fue casual. Es evidente que tanto portugueses como castellano-leoneses sólo aceptarían un territorio intermedio. También está claro que debía tener un carácter fronterizo y que el núcleo debía ser de cierta envergadura. Hay que recordar que Alcañices era una villa fuertemente fortificada y uno de los principales centros templarios. Pero el por qué de Alcañices, en mi opinión, va más allá. Durante los siglos anteriores Aliste fue un territorio en disputa, muy ligado a los avatares portugueses: vemos actuar en estas tierras a monarcas portugueses y a la inversa, reyes leoneses en tierras lusas. Por tanto a la hora de elegir la villa alistana no sólo se tuvieron en cuenta factores meramente estratégicos o funcionales sino que se pensó en un lugar simbólico. Aliste, con Alcañices como centro de mayor jerarquía, representaban en el ideario portugués y en el leonés la lucha por el territorio, y fue precisamente esto, el territorio, el que delimitaron los monarcas durante el encuentro, estableciendo así la que por muchos ha sido considerada la frontera más estable y duradera de Europa.
Trece años después de la firma de este Tratado, en 1310, asistimos a la desaparición en Alcañices de la Orden del Temple. Los templarios se habían implantado aquí mucho tiempo atrás a iniciativa de los monarcas leoneses, quienes ejercerían en Aliste un dominio directo sobre el territorio y que buscan en este tipo de órdenes militares un elemento feudalizador para la zona. La primera aparición documentada de los templarios en suelo ibérico se produce en tierras portuguesas, donde la Orden tiene una buena acogida por parte de los monarcas. No obstante, en el vecino reino leonés, que indudablemente los templarios tuvieron que atravesar para llegar a Portugal, no tenemos constancia escrita de su presencia hasta el año 1157. Es probable que hacia el último cuarto de siglo la Orden del Temple se instalara en tierras alistanas. No conservamos ningún documento que lo acredite, pero sí contamos con el pacto que suscriben en el año 1211 el rey leonés Alfonso IX y don Gómez Ramírez, en aquella época maestre templario, por el que el monarca devuelve a la Orden diversos lugares que les había tomado[2]. Entre estos lugares aparece Alcañices. Luego debemos retrotraer la presencia templaria en Aliste unos cuantos años. También sabemos que ya en el año 1204 aparece al frente de la encomienda de Alcañices un tenente llamado Nuño Froilaz, que deja su impronta en la comarca[3].
El profesor Gonzalo Martínez Díez clasifica las encomiendas templarias en tres tipos: militares, agrícolas y conventos o residencias urbanas. La encomienda de Alcañices pertenecería al primer grupo, de carácter militar al tener su asiento en una fortaleza, aunque también apunta que en su entorno se podían dar actividades económicas y productivas[4]. De esta manera, en la citada concordia del año 1211, en la relación de lugares que el rey devuelve a los templarios se hace una mención expresa del término de Alcañices (“…Alcanices cum omni suo termino”)[5]. Esto es una muestra del carácter centralizador y jerarquizador de la villa sobre su entorno[6], a causa de la debilidad de los núcleos cercanos. Los monarcas de la época utilizan este tipo de expedientes: se hacen con el control de puntos estratégicos a través de los cuales vertebran el dominio de la zona.
Algunos historiadores han apuntado la posibilidad de que la encomienda de Alcañices fuera el foco principal de los templarios en la península[7]. Si nos ceñimos a la información que nos ha llegado es imposible aclararlo, aunque como hipótesis cuenta con algunos elementos de apoyo: Alcañices era una villa fortificada de importancia considerable; que en el año 1310 el maestre provincial se encuentra residiendo en ella y que de todo el territorio hispánico es en  la actual provincia de Zamora donde tienen una mayor presencia los templarios, con encomiendas en Carbajales, Tábara, Benavente, Villalpando, Villárdiga, Zamora capital y la propia Alcañices.
Hasta finales del siglo XIII no es demasiada la información que tenemos sobre el desarrollo de los templarios aquí. Por poner algún ejemplo, conocemos los conflictos surgidos entre templarios y santiaguistas, que reclamaban a los primeros sus derechos sobre Alcañices[8] o el pacto al que llegaron los templarios con el rey Alfonso X en 1255 por el que éste cedía a la Orden, a cambio de Betanzos, la martiniega de las tierras de Alcañices y Aliste[9].
La Orden del Temple permanecerá activa en tierras alistanas hasta el año 1310, cuando los delegados pontificios se presenten en Alcañices para citar a los freires y al maestre templario –entonces residente aquí- en el proceso abierto contra la Orden y que concluiría con su disolución en 1312. Por tanto más de un siglo de presencia templaria en Aliste. Tras su disolución Clemente V pide que todos los bienes templarios de Castilla pasen a la Orden de San Juan. Esto sólo fue en teoría puesto que en la práctica las cosas resultarían diferentes. Los monarcas no acatan estas órdenes, disponiendo de los bienes de una forma arbitraria. Ni las 32 encomiendas ni las 21 fortalezas de los templarios pasaron a la Orden de San Juan[10]. En el caso concreto de Alcañices se desconoce que sucedió con las posesiones del Temple, aunque es probable que los monarcas se hicieran de nuevo con el control tanto de la villa como de San Pedro de Latarce, según señala Fernández Duro en sus Memorias[11], para posteriormente cederlas a elementos afines de la nobleza, hasta entonces prácticamente desaparecida de la escena política en Aliste[12]. Comenzaría entonces el verdadero proceso de feudalización-señorialización de la comarca, característica fundamental del mundo medieval.
La formación del Señorío de Alcañices
Uno de los primeros documentos que constatan este proceso se conserva en el Archivo Histórico Provincial de Zamora y está fechado a 8 de septiembre de 1371. Se trata de un privilegio por el que el rey Enrique II concede a Gómez Pérez de Valderrábano las villas de Mombuey, Alcañices, Tábara y Ayoo[13], con todas sus pertenencias. Entre la desaparición de los templarios y la merced de Enrique II median unos sesenta años. ¿Qué sucedió durante este tiempo? El Diccionario de Pascual Madoz nos aporta datos sobre el origen del señorío de Alcañices[14], y que ayudarían a despejar algunas lagunas informativas. En primer lugar nos habla de los bienes templarios, que tras su desaparición pasarían a manos de la monarquía, quien los cedería a la familia Flórez de Almansa. Luego hace una relación de los primeros señores de Alcañices, y que copio a continuación:
“D. Arias Díaz, primer señor de Valde-Rabano, casó con Doña Aldonza González de Frolaz, señora de Alcañices, hija y heredera de D. Gonzalo Ramírez; tuvo en hijos a Gonzalo y a Lope González.
Gonzalo Arias de Valde-Rábano, segundo señor del estado de Alcañices, casó con Doña Inés Carrillo, y tuvo a:
D. Juan González de Valde-Rábano, tercer señor de este estado, sucediéndole su hijo:
D. Gómez de Valde-Rábano, cuarto señor de Alcañices, y habiéndose casado con Doña Juana López de Cifuentes, tuvo por hijos a D. Luis, a Don Diego y otros.
D. Luis de Almansa y Valde-Rábano, quinto señor de este estado, casó con Doña Juana de Guzmán, hija de Don Pedro Núñez de Guzmán, señor de esta casa, de Aviados, Boñar y otros estados, y de su mujer Doña Elvira de Bazán, de cuya unión tuvo a D. Diego y a D. Juan.
D. Diego de Almansa y Valde-Rábano, sexto señor de Alcañices y otros estados, casó con Doña María de Zúñiga, hija de don Diego López de Zúñiga y de su mujer Doña Leonor Niño, primeros condes de Nieva. Tuvo en ella a Doña Constanza, a cuya favor fundó mayorazgo en 405.
Don Francisco de Almansa, primer marqués de Alcañices.”
Desconocemos las fuentes de las que bebe el Diccionario de Madoz, ya que no nos indican su procedencia, pero pensamos que tomaron esta información de un documento titulado Informe del origen, antigüedad, calidad i sucesión de la Excelentísima Casa de Sarmiento de Villamayor[15], donde se muestra esta misma secuencia de datos.
Afortunadamente hemos encontrado en un documento del siglo XVI una información con la que poder corroborar la veracidad de estas fuentes. Se trata de un pleito que el I Marqués de Alcañices, don Francisco Enríquez de Almansa, mantuvo con el concejo de Saldaña por el lugar de Valderrábano, del que era señor[16]. En él si incluye un traslado de las cartas de privilegio y confirmación por las que sus antepasados recibieron de los monarcas el lugar de Valderrábano. Por motivos de espacio no incluimos aquí la transcripción completa de dicho traslado pero sí hemos sintetizado y resumido su contenido, ampliando la información con datos de otras fuentes.
Efectivamente el origen del señorío hay que buscarlo en el matrimonio formado por Arias Díaz de Asturias y su mujer Aldonza González Frolaz. Ambos (Aldonza era sobrina de Arias) pertenecían al linaje de la Casa de Almansa, emparentada con los reyes leoneses. Don Arias era el tercer hijo de Diego Frolaz y Aldonza Martínez de Silva. En el traslado de la carta de privilegio se expresa cómo el rey, con consejo y otorgamyento de la reyna doña María my madre y del ynfante don Enrique my tio e my tutor e por fazer bien e merced concede a vos don Arias Díaz de Asturias my vasallo… todos los pechos e derechos que me an a dar los onbres solariegos e beetrías de Valderrábano, carta dada en Valladolid a veynte días del mes de mayo hera de myle e trescyentos e treynta e quatro años (año 1296). Se trata de una concesión del rey Fernando IV, que por aquellos años era menor de edad, motivo por el cual aparecen actuando tanto su madre María de Molina, regente, como su tío Enrique, que ejercía el papel de tutor[17]. Quizás por este motivo nueve años más tarde el propio monarca, mayor de edad, ya sin la tutela de su madre y su tío, vuelve a confirmar a don Arias la merced concedida (lo hace en Burgos a diecyseis días de setyembre era de myle e trescyentos e quarenta e tres años).
Por su parte Aldonza era hija de Gonzalo Ramírez Frolaz, primo hermano de su marido. Posiblemente de su padre recibiría el señorío de Alcañices, quien establecería el germen feudal en la comarca. Así lo recoge el Informe, en el que consta cómo Pedro Bernardo de Quirós dona en el año 1371 al monasterio de Sotnoval (sic)[18] los solares de Gonzalo Ramírez en Alcañices, que fueron de su hija Aldonza. Se señala en este mismo documento que el tal Pedro de Quirós habría comprado éstos a los hijos de Aldonza: Juan y Lope González. La información que nos aporta es muy reveladora. En la terminología medieval solar de define como una unidad familiar de explotación agraria de reducidas dimensiones, en manos de campesinos, pero siempre sujeta a un dominio señorial. Por tanto la aparición de los solares en Alcañices denotaría la presencia de un régimen señorial consolidado. Es probable también, por las fechas en las que vemos actuar a estos personajes (finales del siglo XIII y principios del XIV), que esta familia recibiera la posesión de las tierras alistanas durante los primeros años del reinado de Fernando IV aprovechando por una parte la coyuntura política del momento (minoría de edad de Fernando, deslegitimidad del matrimonio de sus padres, revueltas nobiliarias, disputas para acceder al trono, etc) y por otra la situación de debilidad en que se encontraban los templarios. Sin duda la necesidad de los monarcas por obtener apoyo nobiliar debió condicionar este tipo de concesiones. Así lo hemos visto en el privilegio anterior en expresiones como… don Arias Díaz my vasallo o por fazer bien e merced.
A partir de entonces los Estados de Valderrábano y Alcañices van a permanecer unidos, recibiéndolos por herencia don Juan González, primogénito de Arias Díaz y Aldonza González: Ruy González, hijo de Juan González, dixo nos que el dicho don Arias Díaz que ovo dado el dicho lugar de Valderabano al dicho Juan González, el que lo ovo por erencia e pidionos merced que le confirmasemos la dicha carta e se la madamos guardar e nos tuvimoslo por bien e confirmamosla […] en el Real sobre de Lerma seys días de agosto hera de myle y trescyentos sesenta y quatro años (1326). Se trata por tanto de una confirmación que el rey Alfonso XI hace del privilegio anterior. Como vemos el Diccionario de Madoz denomina Gonzalo al segundo señor. Se debe tratar de un error porque tanto el Informe como el traslado coinciden en identificarlo como Juan González. Pocos datos tenemos del segundo Señor de Alcañices. Tan sólo que contrae matrimonio con Inés Carrillo y que a su muerte le sucede su hijo Ruy González. En este punto nos surge la duda ya que en el Informe aparece como homónimo a su padre: Juan. Sea como fuere se trata del tercer señor de Alcañices. Vemos cómo poco a poco se va reforzando el dominio señorial de esta familia en tierras alistanas.
A Juan (o Ruy) González le sucede su hijo Gómez Pérez de Valderrábano, cuarto Señor de Alcañices, llegando así a nuestro punto de partida. El documento mencionado anteriormente y que concedía a Gómez Pérez los lugares de Mombuey, Alcañices, Tábara y Ayoo es por tanto un reconocimiento a posesiones anteriores, y así se deduce de una expresión mencionada en el mismo: según que siempre las ovieren fasta aquí. La de Alcañices es una de las muchas concesiones del rey Enrique II, conocidas como mercedes enriqueñas. Éstas tienen su origen en la guerra civil que enfrentó al primero de los Trastámara con su antecesor Pedro I el Cruel. Lo que intenta Enrique II es por una parte premiar los servicios prestados por la nobleza en la defensa de sus intereses, pero por otra ganarse la fidelidad de los mismos. Esto supuso en la práctica el triunfo del los intereses nobiliarios, lo que acarrearía en los tiempos venideros sucesivas revueltas antiseñoriales por parte del campesinado. Esta merced es confirmada por su sucesor el rey Juan I durante las Cortes celebradas en la ciudad de Burgos en agosto de 1379: agora Gómez Pérez de Valderrabano así como heredero de los hijos e herederos de fijo de Arias Días pidionos merced que le confirmásemos esta dicha carta e nos el sobredicho rey don Juan por le fazer bien e merced tobismoslo por bien e confirmamos le esta dicha carta e mandamos le valga e le sea guardada en todo bien e cumplidamente según que en ella se contiene […] e de esto le mandamos dar esta carta sellada con nuestro sello de plomo colgado, dada en las Cortes de la muy noble cibdad de Burgos, ocho días de agosto era de myle e quatrocientos e diez y siete años. Pese a la confirmación el rey se reservaba para sí las alcabalas, pedidos, moneda forera y minas de oro y plata de esas villas, obligando a Gómez Pérez a dar posada para alojar a los monarcas en las visitas a sus posesiones.[19]
A partir de aquí la documentación comienza a ser más abundante. Gómez Pérez casa con Juana López de Cifuentes, con la que tiene varios hijos: Luis, Ramiro, Diego, Inés y Mencía. En el año 1393 los dos mayores, Luis y Ramiro, hacen petición de confirmación del privilegio al rey Enrique III, quien se lo concede estando reunidas las Cortes en Madrid: e agora Luys y Ramiro por sy e en nombre de los otros sus hermanos e hermanas fijos legítimos herederos del dicho Gómez Pérez de Valderabano e de Juana López de Cifuentes su muger pidieron merced que les confirmase la dicha carta e merced en ella contenida e se la mandase guardar e cumplir e yo el sobredicho rey don Enrique por fazer bien y merced a los sobredichos fijos legítimos herederos del dicho Gómez Pérez e su muger tobelo por bien e confirmoles la dicha carta e la merced en ella contenyda e mando se les vala e sea guardada segund que mejor e más cumplidamente les fue guardada en tiempo del rey don Enrique mi abuelo e del dicho don Juan my padre e my señor que Dios dé Santo Paraíso […] les mando dar esta my carta en pergamyno de cuero e sellada con my sello de plomo pendiente dada en las Cortes de Madrid quynze días del mes de diziembre años del nascimyento del Nuestro Señor Jesucristo de myle e trescyentos e noventa y tres años. Por estas fechas debió fallecer Gómez Pérez ya que tres años después, en 1396, doña Juana López de Cifuentes aparece en un documento notarial cediendo a su hijo Luis, el primogénito de la familia y con el consentimiento de sus hermanos la casa, villa y tierra de Alcañiças. El documento es también importante por la referencia que doña Juana hace a su casa torre de la villa de Alcañiças, sin duda una de las primeras noticias conservadas en torno a la fortaleza alistana y posible vestigio de la arquitectura templaria[20].
Don Luis de Almansa se convierte así en el quinto Señor de Alcañices. Las crónicas de la época lo presentan como militar importante y ejerciendo cierta influencia en la corte. No en vano su personaje quedará en el imaginario colectivo a través de un dicho popular: “lanza por lanza, la de Luis de Almansa”. Con él se inicia un nuevo siglo, sin duda muy importante para Aliste, pero que dejaremos para otro momento por ceñirnos aquí exclusivamente al siglo XIV como etapa clave en la formación del Señorío de Alcañices.
Conclusión
En conclusión hemos visto cómo durante este periodo se produce una transformación en la estructura política y social de la comarca. Hacia finales del siglo XIII se abre un proceso de señorialización característico de los regímenes feudales pero que en Aliste llegó de forma más tardía, al ser ésta una zona periférica de escaso valor para los poderes de la época (por lo menos hasta la formación de la frontera portuguesa). Dos hitos jalonan este momento histórico: la firma en Alcañices del famoso Tratado de 1297 entre Castilla y Portugal y la desaparición de los templarios en 1310, cuya presencia en Aliste se retrotraía en más de un siglo. Ante estas circunstancias y debido a la necesidad de los monarcas, que ejercían un dominio regio directo sobre el territorio, por establecer un poder feudal estable en la zona, aparecen en escena nuevos elementos de la nobleza ligados tradicionalmente a la monarquía leonesa. Es así como la familia Floraz Almansa se hace con estas posesiones. Los monarcas, uno tras otro, confirman sus privilegios, iniciándose una nueva dinámica socio-política que marcará el devenir histórico de Aliste en siglos posteriores.



[1] Vid. Sánchez Herrero, J. (coord.), El Tratado de Alcañices. Ponencias y comunicaciones de las jornadas conmemorativas del VII Centenario del Tratado de Alcañices, Zamora, 1999 y Martínez Martínez, M., Olivenza y el Tratado de Alcañices, Olivenza, 1997.
[2] González González, J., Alfonso IX, Madrid, 1994, volumen II, doc. 274.
[3] Se ha identificado a este Nuño Froilaz con el conde Nuño de Zamora, quien repoblaría Castro de Alcañices. Vid. Martín Viso, I., “Asentamientos templarios en una frontera periférica: Aliste y Tras-os-Montes oriental (siglos XII-XIII)”,pág. 194, en Sánchez Herrero, J. (coord.), El Tratado de Alcañices, Op. Cit.
[4] Martínez Diez, G., Los templarios de la corona de Castilla, Burgos, 1993, p. 67.
[5] Ibídem, p. 103.
[6] Benito Martín, F., La formación de la ciudad medieval, Valladolid, 2000, p.88. Este autor señala el escaso bagaje urbano del extremo occidental del reino de León, estableciendo una serie de núcleos urbanos con un papel jerarquizador: Puebla de Sanabria, Alcañices, Fermoselle y San Felices de los Gallegos, todos ellos con recintos murados poco extensos.
[7] Martínez Diez, G., Op. cit., pp. 102 y 103 y Martín Viso, I, “Asentamientos templarios en una frontera periférica…”, p. 193.
[8] La Orden de Santiago tiene su origen en el reino leonés (año 1170) y es aquí donde en una primera etapa su presencia es mayor. Por tanto, no es de extrañar que en Alcañices su llegada fuese anterior a la templaria.
[9] Archivo Casa Ducal de Alburquerque, Estado de Alcañices, caja 63, legajo 14, nº5 (5/07/1255).
[10] Vid. Martínez Díez, G., Op. cit., p.267.
[11] Fernández Duro, C., Memorias históricas de la ciudad de Zamora, su provincia y obispado, Madrid, 1882, tomo I, p. 508. En esa misma dirección apunta también Martín Viso, I., “Asentamientos templarios…”, Op. cit., p. 202 (nota 64).
[12] Durante los siglos precedentes su presencia se reduce a algunos señores de origen foráneo relacionados con la monarquía (y auspiciada por ella) que aparecen ejerciendo su dominio en algunos puntos muy concretos. Es el caso de Fernando Fernández, nieto del noble catalán Ponce de Cabrera y mayordomo de Alfonso IX, que aparece hacia finales del siglo XII en los documentos como dueño, entre otros lugares, de Moldones y Figueruela, o de un ciudadano de Zamora llamado García Muñoz, juez del rey, que en 1265 recibe unas heredades de behetría en Aliste. Vid. Rodríguez González, A., El Tumbo del monasterio de San Martín de Castañeda, León, 1973, docs. 109 y 175 y Martín Viso, I., Poblamiento y estructuras sociales en el norte de la Península Ibérica, Salamanca, 2000, p. 337 (nota 175).
[13] Aparece en Valdeón Baruque, J., Enrique II (1369-1379), Palencia, 1996, p. 232 y El Tratado de AlcañicesOp. cit. p. 56. El documento se encuentra en AHPZa. leg. XVIII/3. fol 1.
[14] Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar, por Pascual Madoz. Provincia de Zamora, Ámbito Ediciones (Edición facsimil), Valladolid, 1984, p. 27.
[15] Pellicer de Ossau, J., Informe del origen, antigüedad, calidad i sucesión de la Excelentísima Casa de Sarmiento de Villamayor, y las unidas a ella por casamiento, 1663.
[16] En Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Registro de Ejecutorias, Caja 392, nº6 (1526)
[17] Estos tres personajes se dan cita en Alcañices durante las vistas del Tratado. Para más información vid. “Los hombres del Tratado de Alcañices (12 de septiembre de 1297)” en Sánchez Herrero, J. (coord.), El Tratado de Alcañices, Op.cit. pp. 219-247.
[18] Se refiere al monasterio cisterciense de Santa María de Sandoval, construido en el siglo XII. En la actualidad sólo se conservan sus ruinas dentro del municipio de Mansilla la Mayor, cerca de la capital leonesa. La vinculación entre este monasterio y la familia Floraz Almansa va más allá. Según se desprende de un documento conservado en el Archivo de la Casa Ducal de Alburquerque y fechado en 1444 los monjes reconocen a los antecesores de Diego de Almansa, sexto Señor de Alcañices, como fundadores de dicho monasterio (caja 59, leg. 10, nº8).
[19] Vid. Franco Silva, A. y Becerro, I., “Tábara: un largo y complejo proceso de formación señorial en tierras de Zamora”, en Anales de la Universidad de Alicante. Historia medieval, 1986, pp. 201-224.
[20] Archivo Real Chancillería de Valladolid, Pergaminos, Carpeta 32, nº 3 (27-3-1396).