Contexto histórico
Sin
duda el hito histórico que sirve de pórtico a este periodo en Aliste va a ser
la firma del famoso Tratado de Alcañices (1297). No es mi intención analizar el
tratado y las posibles consecuencias que el mismo pudiera tener para los
territorios ibéricos, para ello me remito a los diversos estudios que se han
publicado hasta el momento[1]. Pero sí
me gustaría destacar un hecho al respecto: la elección de la villa de Alcañices
para el encuentro hispano-luso. Dicha elección no fue casual. Es evidente que
tanto portugueses como castellano-leoneses sólo aceptarían un territorio
intermedio. También está claro que debía tener un carácter fronterizo y que el
núcleo debía ser de cierta envergadura. Hay que recordar que Alcañices era una
villa fuertemente fortificada y uno de los principales centros templarios. Pero
el por qué de Alcañices, en mi opinión, va más allá. Durante los siglos
anteriores Aliste fue un territorio en disputa, muy ligado a los avatares
portugueses: vemos actuar en estas tierras a monarcas portugueses y a la
inversa, reyes leoneses en tierras lusas. Por tanto a la hora de elegir la
villa alistana no sólo se tuvieron en cuenta factores meramente estratégicos o
funcionales sino que se pensó en un lugar simbólico. Aliste, con Alcañices como
centro de mayor jerarquía, representaban en el ideario portugués y en el leonés
la lucha por el territorio, y fue precisamente esto, el territorio, el que
delimitaron los monarcas durante el encuentro, estableciendo así la que por
muchos ha sido considerada la frontera más estable y duradera de Europa.
Trece
años después de la firma de este Tratado, en 1310, asistimos a la desaparición
en Alcañices de la Orden del Temple. Los templarios se habían implantado aquí
mucho tiempo atrás a iniciativa de los monarcas leoneses, quienes ejercerían en
Aliste un dominio directo sobre el territorio y que buscan en este tipo de
órdenes militares un elemento feudalizador para la zona. La primera aparición
documentada de los templarios en suelo ibérico se produce en tierras
portuguesas, donde la Orden tiene una buena acogida por parte de los monarcas.
No obstante, en el vecino reino leonés, que indudablemente los templarios
tuvieron que atravesar para llegar a Portugal, no tenemos constancia escrita de
su presencia hasta el año 1157. Es probable que hacia el último cuarto de siglo
la Orden del Temple se instalara en tierras alistanas. No conservamos ningún
documento que lo acredite, pero sí contamos con el pacto que suscriben en el
año 1211 el rey leonés Alfonso IX y don Gómez Ramírez, en aquella época maestre
templario, por el que el monarca devuelve a la Orden diversos lugares que les
había tomado[2].
Entre estos lugares aparece Alcañices. Luego debemos retrotraer la presencia
templaria en Aliste unos cuantos años. También sabemos que ya en el año 1204
aparece al frente de la encomienda de Alcañices un tenente llamado Nuño Froilaz,
que deja su impronta en la comarca[3].
El
profesor Gonzalo Martínez Díez clasifica las encomiendas templarias en tres
tipos: militares, agrícolas y conventos o residencias urbanas. La encomienda de
Alcañices pertenecería al primer grupo, de carácter militar al tener su asiento
en una fortaleza, aunque también apunta que en su entorno se podían dar
actividades económicas y productivas[4]. De esta
manera, en la citada concordia del año 1211, en la relación de lugares que el
rey devuelve a los templarios se hace una mención expresa del término de
Alcañices (“…Alcanices cum omni suo
termino”)[5].
Esto es una muestra del carácter centralizador y jerarquizador de la villa
sobre su entorno[6],
a causa de la debilidad de los núcleos cercanos. Los monarcas de la época
utilizan este tipo de expedientes: se hacen con el control de puntos
estratégicos a través de los cuales vertebran el dominio de la zona.
Algunos
historiadores han apuntado la posibilidad de que la encomienda de Alcañices
fuera el foco principal de los templarios en la península[7]. Si nos
ceñimos a la información que nos ha llegado es imposible aclararlo, aunque como
hipótesis cuenta con algunos elementos de apoyo: Alcañices era una villa
fortificada de importancia considerable; que en el año 1310 el maestre
provincial se encuentra residiendo en ella y que de todo el territorio
hispánico es en la actual provincia de
Zamora donde tienen una mayor presencia los templarios, con encomiendas en
Carbajales, Tábara, Benavente, Villalpando, Villárdiga, Zamora capital y la
propia Alcañices.
Hasta
finales del siglo XIII no es demasiada la información que tenemos sobre el
desarrollo de los templarios aquí. Por poner algún ejemplo, conocemos los
conflictos surgidos entre templarios y santiaguistas, que reclamaban a los
primeros sus derechos sobre Alcañices[8] o el
pacto al que llegaron los templarios con el rey Alfonso X en 1255 por el que
éste cedía a la Orden, a cambio de Betanzos, la martiniega de las tierras de Alcañices y Aliste[9].
La
Orden del Temple permanecerá activa en tierras alistanas hasta el año 1310,
cuando los delegados pontificios se presenten en Alcañices para citar a los
freires y al maestre templario –entonces residente aquí- en el proceso abierto
contra la Orden y que concluiría con su disolución en 1312. Por tanto más de un
siglo de presencia templaria en Aliste. Tras su disolución Clemente V pide que
todos los bienes templarios de Castilla pasen a la Orden de San Juan. Esto sólo
fue en teoría puesto que en la práctica las cosas resultarían diferentes. Los
monarcas no acatan estas órdenes, disponiendo de los bienes de una forma
arbitraria. Ni las 32 encomiendas ni las 21 fortalezas de los templarios
pasaron a la Orden de San Juan[10]. En el
caso concreto de Alcañices se desconoce que sucedió con las posesiones del
Temple, aunque es probable que los monarcas se hicieran de nuevo con el control
tanto de la villa como de San Pedro de Latarce, según señala Fernández Duro en
sus Memorias[11],
para posteriormente cederlas a elementos afines de la nobleza, hasta entonces
prácticamente desaparecida de la escena política en Aliste[12].
Comenzaría entonces el verdadero proceso de feudalización-señorialización de la
comarca, característica fundamental del mundo medieval.
La formación del Señorío de Alcañices
Uno
de los primeros documentos que constatan este proceso se conserva en el Archivo
Histórico Provincial de Zamora y está fechado a 8 de septiembre de 1371. Se
trata de un privilegio por el que el rey Enrique II concede a Gómez Pérez de
Valderrábano las villas de Mombuey, Alcañices, Tábara y Ayoo[13], con
todas sus pertenencias. Entre la desaparición de los templarios y la merced de
Enrique II median unos sesenta años. ¿Qué sucedió durante este tiempo? El
Diccionario de Pascual Madoz nos aporta datos sobre el origen del señorío de
Alcañices[14],
y que ayudarían a despejar algunas lagunas informativas. En primer lugar nos habla
de los bienes templarios, que tras su desaparición pasarían a manos de la
monarquía, quien los cedería a la familia Flórez de Almansa. Luego hace una
relación de los primeros señores de Alcañices, y que copio a continuación:
“D. Arias
Díaz, primer señor de Valde-Rabano, casó con Doña Aldonza González de Frolaz,
señora de Alcañices, hija y heredera de D. Gonzalo Ramírez; tuvo en hijos a
Gonzalo y a Lope González.
Gonzalo Arias
de Valde-Rábano, segundo señor del estado de Alcañices, casó con Doña Inés Carrillo,
y tuvo a:
D. Juan
González de Valde-Rábano, tercer señor de este estado, sucediéndole su hijo:
D. Gómez de
Valde-Rábano, cuarto señor de Alcañices, y habiéndose casado con Doña Juana
López de Cifuentes, tuvo por hijos a D. Luis, a Don Diego y otros.
D. Luis de
Almansa y Valde-Rábano, quinto señor de este estado, casó con Doña Juana de
Guzmán, hija de Don Pedro Núñez de Guzmán, señor de esta casa, de Aviados,
Boñar y otros estados, y de su mujer Doña Elvira de Bazán, de cuya unión tuvo a
D. Diego y a D. Juan.
D. Diego de
Almansa y Valde-Rábano, sexto señor de Alcañices y otros estados, casó con Doña
María de Zúñiga, hija de don Diego López de Zúñiga y de su mujer Doña Leonor
Niño, primeros condes de Nieva. Tuvo en ella a Doña Constanza, a cuya favor fundó
mayorazgo en 405.
Don Francisco
de Almansa, primer marqués de Alcañices.”
Desconocemos
las fuentes de las que bebe el Diccionario de Madoz, ya que no nos indican su
procedencia, pero pensamos que tomaron esta información de un documento
titulado Informe del origen, antigüedad,
calidad i sucesión de la Excelentísima Casa de Sarmiento de Villamayor…[15], donde
se muestra esta misma secuencia de datos.
Afortunadamente
hemos encontrado en un documento del siglo XVI una información con la que poder
corroborar la veracidad de estas fuentes. Se trata de un pleito que el I
Marqués de Alcañices, don Francisco Enríquez de Almansa, mantuvo con el concejo
de Saldaña por el lugar de Valderrábano, del que era señor[16]. En él
si incluye un traslado de las cartas de privilegio y confirmación por las que
sus antepasados recibieron de los monarcas el lugar de Valderrábano. Por
motivos de espacio no incluimos aquí la transcripción completa de dicho
traslado pero sí hemos sintetizado y resumido su contenido, ampliando la información
con datos de otras fuentes.
Efectivamente
el origen del señorío hay que buscarlo en el matrimonio formado por Arias Díaz
de Asturias y su mujer Aldonza González Frolaz. Ambos (Aldonza era sobrina de
Arias) pertenecían al linaje de la Casa de Almansa, emparentada con los reyes
leoneses. Don Arias era el tercer hijo de Diego Frolaz y Aldonza Martínez de
Silva. En el traslado de la carta de privilegio se expresa cómo el rey, con consejo y otorgamyento de la reyna doña
María my madre y del ynfante don Enrique my tio e my tutor e por fazer bien e
merced concede a vos don Arias Díaz de Asturias my vasallo…
todos los pechos e derechos que me an a dar los onbres solariegos e beetrías de
Valderrábano, carta dada en Valladolid a veynte días del mes de mayo hera de myle e trescyentos e treynta e
quatro años (año 1296). Se trata de una concesión del rey Fernando IV, que
por aquellos años era menor de edad, motivo por el cual aparecen actuando tanto
su madre María de Molina, regente, como su tío Enrique, que ejercía el papel de
tutor[17]. Quizás
por este motivo nueve años más tarde el propio monarca, mayor de edad, ya sin
la tutela de su madre y su tío, vuelve a confirmar a don Arias la merced
concedida (lo hace en Burgos a diecyseis
días de setyembre era de myle e trescyentos e quarenta e tres años).
Por
su parte Aldonza era hija de Gonzalo Ramírez Frolaz, primo hermano de su
marido. Posiblemente de su padre recibiría el señorío de Alcañices, quien
establecería el germen feudal en la comarca. Así lo recoge el Informe, en el que consta cómo Pedro
Bernardo de Quirós dona en el año 1371 al monasterio
de Sotnoval (sic)[18] los solares de Gonzalo Ramírez en
Alcañices, que fueron de su hija Aldonza. Se señala en este mismo documento
que el tal Pedro de Quirós habría comprado éstos a los hijos de Aldonza: Juan y
Lope González. La información que nos aporta es muy reveladora. En la
terminología medieval solar de define
como una unidad familiar de explotación agraria de reducidas dimensiones, en
manos de campesinos, pero siempre sujeta a un dominio señorial. Por tanto la
aparición de los solares en Alcañices
denotaría la presencia de un régimen señorial consolidado. Es probable también,
por las fechas en las que vemos actuar a estos personajes (finales del siglo
XIII y principios del XIV), que esta familia recibiera la posesión de las
tierras alistanas durante los primeros años del reinado de Fernando IV aprovechando
por una parte la coyuntura política del momento (minoría de edad de Fernando,
deslegitimidad del matrimonio de sus padres, revueltas nobiliarias, disputas
para acceder al trono, etc) y por otra la situación de debilidad en que se
encontraban los templarios. Sin duda la necesidad de los monarcas por obtener
apoyo nobiliar debió condicionar este tipo de concesiones. Así lo hemos visto
en el privilegio anterior en expresiones como… don Arias Díaz my vasallo o
por fazer bien e merced.
A
partir de entonces los Estados de Valderrábano y Alcañices van a permanecer
unidos, recibiéndolos por herencia don Juan González, primogénito de Arias Díaz
y Aldonza González: Ruy González, hijo de
Juan González, dixo nos que el dicho don Arias Díaz que ovo dado el dicho lugar
de Valderabano al dicho Juan González, el que lo ovo por erencia e pidionos
merced que le confirmasemos la dicha carta e se la madamos guardar e nos
tuvimoslo por bien e confirmamosla […] en
el Real sobre de Lerma seys días de agosto hera de myle y trescyentos sesenta y
quatro años (1326). Se trata por tanto de una confirmación que el rey
Alfonso XI hace del privilegio anterior. Como vemos el Diccionario de Madoz
denomina Gonzalo al segundo señor. Se debe tratar de un error porque tanto el Informe como el traslado coinciden en
identificarlo como Juan González. Pocos datos tenemos del segundo Señor de
Alcañices. Tan sólo que contrae matrimonio con Inés Carrillo y que a su muerte
le sucede su hijo Ruy González. En este punto nos surge la duda ya que en el Informe aparece como homónimo a su
padre: Juan. Sea como fuere se trata del tercer señor de Alcañices. Vemos cómo
poco a poco se va reforzando el dominio señorial de esta familia en tierras
alistanas.
A
Juan (o Ruy) González le sucede su hijo Gómez Pérez de Valderrábano, cuarto
Señor de Alcañices, llegando así a nuestro punto de partida. El documento
mencionado anteriormente y que concedía a Gómez Pérez los lugares de Mombuey,
Alcañices, Tábara y Ayoo es por tanto un reconocimiento a posesiones
anteriores, y así se deduce de una expresión mencionada en el mismo: según que siempre las ovieren fasta aquí.
La de Alcañices es una de las muchas concesiones del rey Enrique II, conocidas
como mercedes enriqueñas. Éstas
tienen su origen en la guerra civil que enfrentó al primero de los Trastámara
con su antecesor Pedro I el Cruel. Lo
que intenta Enrique II es por una parte premiar los servicios prestados por la
nobleza en la defensa de sus intereses, pero por otra ganarse la fidelidad de
los mismos. Esto supuso en la práctica el triunfo del los intereses
nobiliarios, lo que acarrearía en los tiempos venideros sucesivas revueltas
antiseñoriales por parte del campesinado. Esta merced es confirmada por su
sucesor el rey Juan I durante las Cortes celebradas en la ciudad de Burgos en
agosto de 1379: agora Gómez Pérez de
Valderrabano así como heredero de los hijos e herederos de fijo de Arias Días
pidionos merced que le confirmásemos esta dicha carta e nos el sobredicho rey
don Juan por le fazer bien e merced tobismoslo por bien e confirmamos le esta
dicha carta e mandamos le valga e le sea guardada en todo bien e cumplidamente
según que en ella se contiene […] e de esto le mandamos dar esta carta sellada
con nuestro sello de plomo colgado, dada en las Cortes de la muy noble cibdad
de Burgos, ocho días de agosto era de myle e quatrocientos e diez y siete años.
Pese a la confirmación el rey se reservaba para sí las alcabalas, pedidos,
moneda forera y minas de oro y plata de esas villas, obligando a Gómez Pérez a
dar posada para alojar a los monarcas en las visitas a sus posesiones.[19]
A
partir de aquí la documentación comienza a ser más abundante. Gómez Pérez casa
con Juana López de Cifuentes, con la que tiene varios hijos: Luis, Ramiro,
Diego, Inés y Mencía. En el año 1393 los dos mayores, Luis y Ramiro, hacen
petición de confirmación del privilegio al rey Enrique III, quien se lo concede
estando reunidas las Cortes en Madrid: e
agora Luys y Ramiro por sy e en nombre de los otros sus hermanos e hermanas
fijos legítimos herederos del dicho Gómez Pérez de Valderabano e de Juana López
de Cifuentes su muger pidieron merced que les confirmase la dicha carta e
merced en ella contenida e se la mandase guardar e cumplir e yo el sobredicho
rey don Enrique por fazer bien y merced a los sobredichos fijos legítimos
herederos del dicho Gómez Pérez e su muger tobelo por bien e confirmoles la
dicha carta e la merced en ella contenyda e mando se les vala e sea guardada
segund que mejor e más cumplidamente les fue guardada en tiempo del rey don
Enrique mi abuelo e del dicho don Juan my padre e my señor que Dios dé Santo
Paraíso […] les mando dar esta my carta en pergamyno de cuero e sellada con my
sello de plomo pendiente dada en las Cortes de Madrid quynze días del mes de
diziembre años del nascimyento del Nuestro Señor Jesucristo de myle e
trescyentos e noventa y tres años. Por estas fechas debió fallecer Gómez
Pérez ya que tres años después, en 1396, doña Juana López de Cifuentes aparece
en un documento notarial cediendo a su hijo Luis, el primogénito de la familia
y con el consentimiento de sus hermanos la
casa, villa y tierra de Alcañiças. El documento es también importante por
la referencia que doña Juana hace a su casa
torre de la villa de Alcañiças, sin duda una de las primeras noticias
conservadas en torno a la fortaleza alistana y posible vestigio de la
arquitectura templaria[20].
Don
Luis de Almansa se convierte así en el quinto Señor de Alcañices. Las crónicas
de la época lo presentan como militar importante y ejerciendo cierta influencia
en la corte. No en vano su personaje quedará en el imaginario colectivo a
través de un dicho popular: “lanza por
lanza, la de Luis de Almansa”. Con él se inicia un nuevo siglo, sin duda
muy importante para Aliste, pero que dejaremos para otro momento por ceñirnos
aquí exclusivamente al siglo XIV como etapa clave en la formación del Señorío
de Alcañices.
Conclusión
En
conclusión hemos visto cómo durante este periodo se produce una transformación
en la estructura política y social de la comarca. Hacia finales del siglo XIII
se abre un proceso de señorialización característico de los regímenes feudales
pero que en Aliste llegó de forma más tardía, al ser ésta una zona periférica
de escaso valor para los poderes de la época (por lo menos hasta la formación
de la frontera portuguesa). Dos hitos jalonan este momento histórico: la firma
en Alcañices del famoso Tratado de 1297 entre Castilla y Portugal y la
desaparición de los templarios en 1310, cuya presencia en Aliste se retrotraía
en más de un siglo. Ante estas circunstancias y debido a la necesidad de los
monarcas, que ejercían un dominio regio directo sobre el territorio, por
establecer un poder feudal estable en la zona, aparecen en escena nuevos
elementos de la nobleza ligados tradicionalmente a la monarquía leonesa. Es así
como la familia Floraz Almansa se hace con estas posesiones. Los monarcas, uno
tras otro, confirman sus privilegios, iniciándose una nueva dinámica
socio-política que marcará el devenir histórico de Aliste en siglos
posteriores.
[1] Vid.
Sánchez Herrero, J. (coord.), El Tratado
de Alcañices. Ponencias y comunicaciones de las jornadas conmemorativas del VII
Centenario del Tratado de Alcañices, Zamora, 1999 y Martínez Martínez, M., Olivenza
y el Tratado de Alcañices, Olivenza, 1997.
[2] González
González, J., Alfonso IX, Madrid,
1994, volumen II, doc. 274.
[3] Se ha
identificado a este Nuño Froilaz con el conde Nuño de Zamora, quien repoblaría
Castro de Alcañices. Vid. Martín Viso, I., “Asentamientos templarios en una
frontera periférica: Aliste y Tras-os-Montes oriental (siglos XII-XIII)”,pág.
194, en Sánchez Herrero, J. (coord.), El
Tratado de Alcañices, Op. Cit.
[4] Martínez
Diez, G., Los templarios de la corona de
Castilla, Burgos, 1993, p. 67.
[5] Ibídem, p. 103.
[6] Benito
Martín, F., La formación de la ciudad
medieval, Valladolid, 2000, p.88. Este autor señala el escaso bagaje urbano
del extremo occidental del reino de León, estableciendo una serie de núcleos
urbanos con un papel jerarquizador: Puebla de Sanabria, Alcañices, Fermoselle y
San Felices de los Gallegos, todos ellos con recintos murados poco extensos.
[7] Martínez
Diez, G., Op. cit., pp. 102 y 103 y
Martín Viso, I, “Asentamientos templarios en una frontera periférica…”, p. 193.
[8] La Orden
de Santiago tiene su origen en el reino leonés (año 1170) y es aquí donde en
una primera etapa su presencia es mayor. Por tanto, no es de extrañar que en
Alcañices su llegada fuese anterior a la templaria.
[9] Archivo Casa Ducal de Alburquerque, Estado
de Alcañices, caja 63, legajo 14, nº5 (5/07/1255).
[10] Vid.
Martínez Díez, G., Op. cit., p.267.
[11]
Fernández Duro, C., Memorias históricas
de la ciudad de Zamora, su provincia y obispado, Madrid, 1882, tomo I, p.
508. En esa misma dirección apunta también Martín Viso, I., “Asentamientos
templarios…”, Op. cit., p. 202 (nota
64).
[12] Durante
los siglos precedentes su presencia se reduce a algunos señores de origen
foráneo relacionados con la monarquía (y auspiciada por ella) que aparecen
ejerciendo su dominio en algunos puntos muy concretos. Es el caso de Fernando
Fernández, nieto del noble catalán Ponce de Cabrera y mayordomo de Alfonso IX,
que aparece hacia finales del siglo XII en los documentos como dueño, entre
otros lugares, de Moldones y Figueruela, o de un ciudadano de Zamora llamado
García Muñoz, juez del rey, que en 1265 recibe unas heredades de behetría en Aliste. Vid. Rodríguez
González, A., El Tumbo del monasterio de
San Martín de Castañeda, León, 1973, docs. 109 y 175 y Martín Viso, I., Poblamiento y estructuras sociales en el
norte de la Península Ibérica, Salamanca, 2000, p. 337 (nota 175).
[13] Aparece
en Valdeón Baruque, J., Enrique II
(1369-1379), Palencia, 1996, p. 232 y El
Tratado de Alcañices…Op. cit. p.
56. El documento se encuentra en AHPZa. leg. XVIII/3. fol 1.
[14]
Diccionario
Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar, por
Pascual Madoz. Provincia de Zamora, Ámbito Ediciones (Edición facsimil),
Valladolid, 1984, p. 27.
[15]
Pellicer de Ossau, J., Informe del
origen, antigüedad, calidad i sucesión de la Excelentísima Casa de Sarmiento de
Villamayor, y las unidas a ella por casamiento, 1663.
[16] En Archivo de la Real Chancillería de
Valladolid, Registro de Ejecutorias, Caja 392, nº6 (1526)
[17] Estos
tres personajes se dan cita en Alcañices durante las vistas del Tratado. Para
más información vid. “Los hombres del Tratado de Alcañices (12 de septiembre de
1297)” en Sánchez Herrero, J. (coord.), El
Tratado de Alcañices, Op.cit. pp. 219-247.
[18] Se
refiere al monasterio cisterciense de Santa María de Sandoval, construido en el
siglo XII. En la actualidad sólo se conservan sus ruinas dentro del municipio
de Mansilla la Mayor, cerca de la capital leonesa. La vinculación entre este
monasterio y la familia Floraz Almansa va más allá. Según se desprende de un
documento conservado en el Archivo de la Casa Ducal de Alburquerque y fechado
en 1444 los monjes reconocen a los antecesores de Diego de Almansa, sexto Señor
de Alcañices, como fundadores de dicho monasterio (caja 59, leg. 10, nº8).
[19]
Vid. Franco Silva, A. y Becerro, I., “Tábara: un largo y complejo proceso de
formación señorial en tierras de Zamora”, en Anales de la Universidad de Alicante. Historia medieval, 1986, pp.
201-224.